Su sentido social puede marcar el camino hacia una mayor resiliencia en momentos de crisis. María Eugenia Pérez, directora ejecutiva de Ascoop, explica por qué se trata de una economía solidaria.
Por: Marcela Díaz – Fuente: elespectador.com
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas en su mensaje con motivo del Día Internacional de las Cooperativas afirmó que “La pandemia del COVID-19 y la emergencia climática revelan la fragilidad de nuestras sociedades y nuestro planeta. Esta crisis dual afecta desproporcionadamente a los países y a las poblaciones más vulnerables del mundo, además de agudizar muchas fracturas sociales y económicas”.
Y agregó, que la crisis que atraviesa el mundo deja clara la necesidad de fortalecer la cooperación y solidaridad globales. En esta última afirmación es donde las cooperativas, como unidades económicas que piensan en lo colectivo y no en lo particular, resultan de gran importancia. De ahí que hace un par de semanas en Cali, hayan decidido reactivar el sector cooperativo e incluirlo dentro de la estrategia ‘Guardianes de Vida’.
Para Argemiro Cortés, secretario de Desarrollo Económico de la capital del Valle del Cauca: “El sector cooperativo, además de que son bancos y fondos de empleados, tiene un trabajo de cooperativismo y asociativo que necesitamos para que nos ayuden en la apertura económica y para afrontar la difícil situación de Cali en ese aspecto”.
María Eugenia Pérez Zea, directora ejecutiva de Ascoop (Asociación Colombiana de Cooperativas) explica el valor que tienen estas unidades económicas en momentos de crisis como los que atraviesa el mundo.
¿Por qué se relaciona el cooperativismo con una economía centrada en las personas?
Las cooperativas son empresas constituidas por grupos de personas que tienen intereses o necesidades comunes y conforman una empresa para buscar la satisfacción de esas necesidades y extensivamente las de las comunidades en las cuales habitan. Por tanto, las cooperativas no tienen la intención de acumular capital para el enriquecimiento personal o colectivo de nadie; para ellas lo importante son las personas, el capital es sólo un medio que garantiza su sostenibilidad y su capacidad de lograr su objetivo social.
Por eso, las utilidades que estas cooperativas generan, y que reciben el nombre de excedentes, no son repartidas entre los propietarios de la empresa para aumentar su riqueza personal, sino que son reinvertidos en la prestación de más y mejores servicios para más personas.
¿Cuáles son los objetivos que persigue esta economía solidaria?
La economía solidaria busca el bienestar colectivo de las personas, su desarrollo integral como seres humanos, bajo los valores de solidaridad, democracia, preocupación por el otro, inclusión. Realmente se trata de un enfoque humano de la economía y del desarrollo, y por eso estamos completamente comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible como la lucha contra el cambio climático, contra la pobreza, contra el hambre, la búsqueda de la equidad de género, de la inclusión de los jóvenes, toda la Agenda 2030.
¿Vale la pena estar en una cooperativa en medio de las circunstancias actuales?
Todos los sectores económicos, sociales y políticos coinciden en estos momentos de pandemia, en la necesidad de actuar de manera solidaria para superar esta crisis. No hay otra manera de salvarnos todos si no es juntos. El modelo de economía cooperativa, social y solidaria es resiliente, inclusivo y democrático, es la mejor respuesta ante las crisis porque no le interesa salvar a unos pocos sino salvarnos todos. Por eso fue clave en la reconstrucción de naciones como Alemania o Italia en la posguerra mundial, o España y Argentina tras la crisis de 2009.
¿Qué beneficios les brindan las cooperativas a los asociados?
Les dan acceso a servicios financieros, laborales, educativos, de salud, de bienestar social y de otra índole a costos razonables. Y también se constituyen cooperativas para generar trabajo digno e ingresos, como las cooperativas de agricultores, de lecheros, de droguistas, de transportadores, de avicultores, de costureras. Ahora estamos pidiendo que nos dejen hacer cooperativas sociales, como las que hay en Europa, para atender ancianos, refugiados, enfermos o mascotas.
Además, muchas cooperativas ofrecen sus servicios a comunidades que por su perfil socioeconómico y geográfico no tienen acceso a otras alternativas, ni estatales ni de la empresa lucrativa, por ejemplo, en Guainía o en Cazucá.
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